lunes, 27 de octubre de 2014

EL FAMILIAR

EL FAMILIAR
Pedro se acercó a su compadre Juan, le invitó un poto de chicha y le preguntó: oye compadre ¿Cómo le haces para tener tanto dinero? si hasta hace unos meses estabas igualito que yo, silbando en la loma sin tener pa' comer, ahora estas bien vestido, bien comido y nos invitas a todos a comer ceviche y a tomar chicha hasta empanzarnos, dime el secreto compadre no seas malo, yo te lo guardo, por mi las cenizas de mi madrecita que en paz descanse.

Juan, receloso de su compadre contestó:   Mire compadre, usted es conocido por lengua larga, contarle un secreto, es como pedirle al gato que me cuide la carne, no sea pendejo, coma y beba y conténtese con lo que tiene, que si Dios quiere algún día le llegara la fortuna como a  mi me ha llegado.

Durante toda la tarde, Pedro estuvo jode que te jode a su compadre y no pudo dejar de reparar en semejante sortija de oro que portaba Juan en su mano izquierda, era una sortija de esas que se ponen en las promociones de alumnos, pesada y con mucho brillo.

Asa compadre, que tal sortijón que tiene, dígame cuanto le ha costado, Juan respondió, esta sortija te responde a tu pregunta, su nombre es EL FAMILIAR, pero no se compra, se juega uno la vida y ya que me vas a estar jodiendo siempre, te diré que para obtenerla, tendrás que estar dispuesto a pelear por ella con el mismísimo Diablo, si logras vencerlo, la sortija es tuya y ella te dará todo lo que desees, dinero, mujeres, los mejores trajes, los mejores viajes y todo lo que se te ocurra, así que ya lo sabes cuando quieras una me dices y yo te digo la forma de obtenerla.

Pasaron unos días y Pedro que se había ya clavado la espina de la duda sobre lo que le dijo su compadre, fue a visitarlo y esto fue lo que Juan le dijo:

Para que Ud. tenga un Familiar o sea una sortija como la mía y así gozar de la vida, deberá Ud. ir al cementerio a las doce de la noche de un día viernes, esperará hasta que llegue un caballero bien vestido y montado en un hermoso corcel negro, al verlo le dirá: ¿Quién Vive? ¿ Dios o el Diablo?, el le contestará : Soy tu familiar y si quieres pertenecer a mi familia y llevar la sortija de mi familia tendrá que vencerme en combate a punta de espada.

Ud. Compadre deberá aceptar el reto, si tiene los suficientes huevos, y si quiere la sortija tendrá que vencerlo, porque no hay de otra, porque si El lo vence, se lo lleva en cuerpo y alma al mismísimo infierno, donde algún día nos encontraremos, porque a estas alturas ya Ud. se habrá dado cuenta que de lo que se trata, es un pacto con el Diablo.

 Pedro se quedo boquiabierto con la revelación y se fue a su casa a pensar en lo que su compadre Juan le había dicho.      Bueno se decía para si mismo, si ya estoy viviendo en el mismo infierno que no tengo ni para comer, no tengo trabajo y todos los días mi mujer anda renegando, mejor me compacto con satanás y gozo de la vida, pero eso de pelear con el mismísimo Diablo, no me cuadra, y si allí nomas me lleva y no me da nada a cambio.  Ah carajo eso sí que está jodido.

Se armó de valor y las doce de la noche de un día Viernes fue cuando Pedro se decidió ir al Cementerio "San José", el corazón le latía fuertemente y corría un fuerte y frío viento cuando a la distancia vio venir a un jinete que levantaba polvo, pudo distinguir a una silueta de hombre vestido a la usanza del siglo XVIII, es decir con capa y espada.    Juan quiso correr, pero más pudo su decisión de obtener el FAMILIAR, de pronto,   el jinete se encontró frente a frente y bajándose del hermoso corcel que portaba, tan negro como la noche, le dijo:   Pedro, te conozco y sé lo que quieres, estás aquí porque no puedes con tu miseria, sabes también que el precio de lo que puedo darte, es tu alma, así que te doy la oportunidad de volverte a tu casa con tu mujer y tus hijos y así habrás salvado tu alma.

Pedro contestó: si ya sabes a que he venido ea pues, a darle trámite, que me juego la vida y mi alma en esto,  Satán le contestó: Espera, que soy caballero y traigo mis padrinos ¿Cuál es tu padrino?, y diciendo esto, al lado del caballero se presentó un hombre bien vestido, alto de porte y muy musculoso, en sus manos portaba una espada y dijo: Veo que su merced no tiene con que defenderse y es por eso que le proveeré de esta espada, ojalá pueda Ud. vencer porque sino su excelencia me ordenará llevarlo al infierno, donde padecerá los más crueles tormentos que hombre alguno pueda soportar.

Pedro pensó: ¡Lo sabía! ya me jodí, si no venzo al maligno, me lleva por delante, pero es el caso que no tengo padrino y sin padrino, no puede llevarse a cabo el duelo.     Entonces el Diablo leyendo su pensamiento dijo: Tu padrino es tu compadre Juan míralo está a tu mano izquierda.   De pronto sin saber de donde salió, Juan estaba al lado de Pedro diciéndole: Vio compadre lo que le conté.    Ahora todo está en sus manos, si no lo vence ya sabe donde va a ir a parar.

Pedro haciendo acopio de todo su valor, dijo: no esperemos más que vengan las armas, no sea que nos dé aquí el día sin haber resuelto esta encomiendo que yo mismo me he propuesto.

Cogiendo la espada que el acompañante de caballero le ofrecía, Pedro blandió el acero y a grito en cuello dijo: a ver vida, si ahora me sonríes o me jodo para siempre en las brasas del infierno.

De pronto, pedro salto como un felino, con la valentía que da la vida al que no tiene nada que perder, blandió la espada y se enfrentó al caballero, este recibió el primer golpe casi con indiferencia, esquivándolo elegantemente, y así estuvieron un largo rato, Pedro que atacaba y el caballero que esquivaba.    Había pasado cerca de treinta minutos cuando a la una de la mañana canto un gallo, animal que presiente las horas malas, en este momento el caballero comenzó a atacar poderosamente a Pedro, y este jadeante cayo en el suelo, de pronto estuvo a un tiro de sable del caballero y pensó que ya todo estaba perdido, ni conseguiría el familiar ni conservar su vida ni su alma.

El caballero se detuvo, a lo que Pedro aprovecho para asestarle un golpe con la espada en su mano derecha, por la que comenzó a emanar abundante sangre.     El caballero dijo: me haz herido cosa que muy pocos pueden hacer, ahora para sellar mi pacto contigo deberás lamer mi sangre en señal que seremos uno solo hasta el día señalado en que vendré por tí, después de haberte concedido todo lo que quieres.

Pedro lamió la sangre del caballero, y este se sacó una hermosa sortija que portaba en su mano izquierda, sortija de oro puro con un diamante en el centro y entregándosela a Pedro le dijo: toma, te la has ganado en buena Ley, a partir de ahora, todas tus penurias cesarán, tendrá dinero, posesiones, mujeres, disfrutarás de la vida hasta la edad de 90 años.    Es entonces que vendré para llevarte al averno, porque después de disfrutar hasta el hartazgo la vida, no tendrás reparos en acompañarme.  Y diciendo esto, subió a su caballo y desapareció en el horizonte.

Amaneció y Pedro creyó que todo lo había soñado, que se había quedado dormido y que tal duelo nunca se había llevado a cabo, pero allí estaba la sortija para recordarle que todo había pasado como le había dicho su compadre.

Al portar la sortija, la suerte de Pedro cambió, gozaba de buena fortuna y salud, posesiones y  una mejor educación para sus hijos.    Al cumplir los noventa años, gozando de buena salud, en la misma noche de su cumpleaños, falleció, se le hizo un gran funeral, pero las malas lenguas dijeron que como era un compactado, lo veían en el Cerro llamado la Silla que queda en Paita, que es donde se reúnen las almas que pertenecen al Diablo




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